Desde que la crisis económica comenzara en 2008 y afectara a todo el globo, muchos han sido los sectores que se han visto mermados por la falta de liquidez para gestionar sus recursos. Entre ellos, uno de los más perjudicados ha sido y aún sigue siendo el de los medios de comunicación, cuya crisis, en cierto modo, nunca ha desaparecido, aunque este último golpe ha afectado sensiblemente a todo el entramado de las comunicaciones y las empresas informativas.
Fijándonos en España, según el último Informe anual de la profesión periodística elaborado por la Asociación de la Prensa de Madrid, del año pasado, 197 medios de comunicación han tenido que cerrar entre 2008 y 2012, aunque la cifra ha seguido subiendo en lo que llevamos de 2013 debido a que han desaparecido más conglomerados mediáticos. La causa principal de este descalabro es la crisis económica, pero hay otras razones que, enlazadas a ella, han terminado por minar a los medios de comunicación: huida de clientes y público, disminución en los ingresos por publicidad debido a la marcha de anunciantes, el papel que juegan las redes sociales en el sentido de que permiten una información rápida e interactiva,... En fin, una cantidad diversa de motivos que se están llevando por delante a muchos medios de comunicación.
De entre todos los segmentos comunicativos, si hay alguno que destaque entre los demás por ser el más perjudicado, ese es el de la prensa. Los periódicos y las revistas han notado especialmente la caída vertiginosa de lectores, sobre todo en el formato papel, lo que, unido a la marcha de los anunciantes, ha dado lugar al fin de casi 160 medios entre rotativos y suplementos, algunos de ellos de gran arraigo como Don Balón, Sorpresa, Zero, Ragazza y La clave. Otros, como Público, han optado por dejar de publicar mediante papel e informar solo por su página web.
Asimismo, las televisiones y las radios también cuentan con sus problemas. Con respecto al sector televisivo, la TDT ha supuesto un verdadero fracaso para la gran mayoría de las cadenas y muchas de las televisiones autonómicas públicas se están volviendo insostenibles. En cuanto a la radio, a pesar de ser quizás la que aguante con algo más de firmeza el tirón, han ido perdiendo su sitio las emisoras locales y regionales y el descenso de la inversión publicitaria también es notable.
Sin duda, no son años fructíferos para los medios de comunicación en general, que únicamente ven pérdidas día tras día (tanto de clientes como de inversores publicitarios y económicos). Ante ello, cada empresa y cada medio trabaja en busca de la fórmula que solucione el panorama, pero aún nadie ha dado con la tecla. Los recursos son limitados y las ideas no terminan de cuajar, aunque todos esperan dar con el interruptor que encienda por fin la bombilla que alumbre y dé término a la crisis de la comunicación.